Cuando se es madre o padre, el cuidado personal autocuidado suele quedar abandonado al final de la lista. Pero cuidar de uno mismo no es un lujo. Es esencial. Y durante estos momentos difíciles, cuando los niños están en casa y el estrés está en un nivel alto, es más importante que nunca. Estos son cinco consejos te pueden ayudar:

• Trabajar en equipo: a pesar de ser ambicioso, un buen empleado sabe colaborar con el equipo, basándose no solo en el esfuerzo sino también en la solidaridad.
• Tener capacidad de destacar y dirigir: no temes ponerte al frente de un equipo de colegas cuando es necesario. Un buen colaborador demuestra la ambición suficiente como para mejorar su trabajo y diversificar sus funciones.
• Pensar como jefe y cliente: necesitamos analizar nuestro desempeño y decisiones desde la perspectiva de nuestros clientes internos y externos.
• Aplicar la eficacia, eficiencia y esfuerzo: la eficiencia es lograr los objetivos y resultados con el menor esfuerzo (económico, de tiempo, de recursos, etc.). Sin embargo, un buen empleado no escatima esfuerzos, sino que busca lograr mayores resultados a partir del mismo esfuerzo.Tener sentido de urgencia: un colaborador efectivo sabe que dejar para mañana lo que se puede hacer ahora mismo, puede ser un gran error. Porque mañana llegarán nuevos retos y contingencias que deberán ser atendidas y cabe la posibilidad que volvamos a postergar lo que venimos arrastrando.
• Estar abierto a las críticas: un buen colaborador sabe que, incluso a pesar de su esfuerzo, no es perfecto. Por eso, está disponible para escuchar críticas sobre su trabajo.
• No concentrarse en el horario: ¿de qué sirve que una persona pase muchísimas horas en una oficina si no da los resultados o resuelve lo que debe atender?. Un colaborador efectivo tiene sumamente claro lo que debe lograr en cierto lapso de tiempo, y debe asegurarse que sus metas realmente aportan algo relevante para la organización
• Ser inteligente: un colaborador inteligente puede aprender rápidamente un trabajo. La experiencia es valiosa, pero el cerebro constituye los verdaderos caballos de fuerza que impulsan los negocios.